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Según el grupo climático de las Naciones Unidas, la protección de los bosques, cambios en nuestras dietas y modificaciones en los métodos agrícolas podrían contribuir a una cuarta parte de las reducciones de gases de efecto invernadero

Si bien los gases de efecto invernadero son conocidos por su influencia en el calentamiento global, en realidad resultan imprescindibles para mantener la temperatura del planeta. El problema es que la actividad humana hizo que su porcentaje aumente y se altere su equilibrio natural.
Según un informe realizado por El Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC), cerca del 22% de las emisiones mundiales de gases de efecto invernadero vienen de la agricultura, la silvicultura y otros sectores de uso de la tierra.
Si se toman medidas de mitigación en estos sectores, incluyendo la protección de los bosques contra la tala, el secuestro de carbono en los suelos agrícolas y dietas más sostenibles, se podrá reducir hasta un 20%-30% las emisiones.
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Sin embargo, por más que como seres humanos cambiemos ciertas acciones para frenar el calentamiento global, es poco probable que los cambios se produzcan a menos que los gobiernos actúen para impulsarlos.
“Estamos en las primeras fases del desarrollo de políticas climáticas y agrícolas, pero tenemos que empezar por reconocer la urgencia del desafío”, dijo Ben Lilliston, director de estrategias rurales y cambio climático del Instituto de Política Agrícola y Comercial. “El IPCC advierte que hasta ahora los gobiernos no han estado a la altura”.

Aunque los cambios necesarios en los sectores de la agricultura, la silvicultura y otros usos de la tierra no costarían aplicarse, hasta ahora hay poco impulso para ponerlos en marcha, según el informe.
La falta de apoyo institucional y financiero, la incertidumbre sobre las ventajas y desventajas a largo plazo de la gestión de la tierra y la dispersión de las explotaciones privadas han obstaculizado su aplicación.
“La tierra nos proporciona muchas cosas, por ejemplo, alimentos, naturaleza y nuestros medios de vida”, dijo Diána Ürge-Vorsatz, vicepresidenta del grupo de trabajo del IPCC que redactó el informe. “Hay que gestionar cuidadosamente estas demandas contrapuestas”.
Dietas basadas en plantas para menos desperdicio:
La tierra ya está bajo una presión humana creciente y el cambio climático se está sumando. Mantener el calentamiento global por debajo de los 2°c solo se puede lograr reduciendo las emisiones de gases de efecto invernadero de todos los sectores, incluidos la tierra y los alimentos.
Actualmente alrededor de un tercio de la comida se pierde o se desperdicia. Las causas difieren entre países desarrollados, pero reducir su ocurrencia disminuiría las emisiones de gases de efecto invernadero y la inseguridad alimentaria.

“Algunas dietas requieren más agua y más tierra y causan más emisiones de gases que aumentan el calentamiento global. Las dietas balanceadas con más alimentos a base de granos, legumbres, frutas y verduras y con alimentos animales producidos de manera sostenible, presentan oportunidades para limitar el cambio climático” revela la periodista Debra Roberts.
La demanda mundial de productos ganaderos está creciendo, lo que supone un viento en contra para reducir las emisiones de la agricultura.
Seamos conscientes de que los gases de efecto invernadero se producen de manera natural y son esenciales para la nuestra supervivencia y para la de millones de otros seres vivos ya que, al impedir que parte del calor del sol se propague hacia el espacio, hacen la tierra en la que vivimos, un lugar habitable.
Manejar los recursos de manera sostenible puede ayudar a abordar el cambio climático. Las elecciones que hacemos en este manejo pueden ayudar a reducir y hasta revertir los impactos que causan las emisiones de gases de efecto invernadero.