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La alimentación es una de las actividades humanas con mayor impacto global: es responsable del 26% de las emisiones de gases de efecto invernadero. ¿Cómo podemos reducir esta cifra? Llevando una dieta sostenible.

Según la definición de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura, las dietas sostenibles son aquellas que generan “un impacto ambiental reducido y que contribuyen a la seguridad alimentaria y nutricional y a que las generaciones actuales y futuras lleven una vida saludable. Además protegen y respetan la biodiversidad y los ecosistemas, son culturalmente aceptables, accesibles, económicamente justas y asequibles y nutricionalmente adecuadas, inocuas y saludables, y optimizan los recursos naturales y humanos”.
El objetivo para que la sostenibilidad sea prioritaria en este ámbito, hace necesaria la búsqueda de una fórmula de alimentación respetuosa con el planeta y al mismo tiempo beneficiosa para la salud humana. Por eso, te traemos algunos consejos para llevar una dieta sostenible.
Recibí historias que inspiran
1. Reducir el consumo de alimentos de origen animal
El consumo de alimentos de origen animal, especialmente de carne, está por encima de las recomendaciones nutricionales. Marianela Salvia, nutricionista especialista en consumo sostenible sostiene que “Sin necesidad de ser veganos, se puede consumir menos carne, sustituirla por legumbres o convirtiéndola en un ingrediente más de otros platos”.
De hecho, la Organización de las Naciones Unidas (ONU), a través del Panel Intergubernamental de Expertos en Cambio Climático, ha asegurado que una reducción del consumo de carne a nivel mundial es clave para luchar contra el cambio climático ya que la producción ganadera es una de las principales emisoras de gases de efecto invernadero.

2. Evitar el desperdicio de alimentos
Esta cuestión es clave para la sostenibilidad y es una de las metas de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS). El ODS 12 para la producción y el consumo responsables señala en una de sus metas que para el año 2030 se debe “reducir a la mitad el desperdicio de alimentos per cápita mundial en la venta al por menor y a nivel de los consumidores y reducir las pérdidas de alimentos en las cadenas de producción y suministro, incluidas las pérdidas posteriores a la cosecha”.
Aproximadamente, un tercio de la producción mundial de alimentos para consumo humano se desperdicia cada año. Esto es un problema, no solo por la comida, sino por los recursos necesarios para su producción.
Sin embargo, “una menor pérdida y desperdicio de alimentos conduciría a un uso más eficiente de la tierra y a una mejor gestión de los recursos hídricos, lo que tendría un efecto positivo en los medios de vida y en la lucha contra el cambio climático”, señala la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura.
Servir porciones más chicas en el plato para no tirar comida si sobra, aprovechar la comida que sobre y elaborar nuevos platos pueden ser de gran ayuda.
3. Consumir productos locales
La compra de productos locales es otra de las recomendaciones para fomentar las dietas sostenibles. Se trata de consumir productos fabricados en nuestro entorno, ciudad o país porque reduce el impacto ambiental e incentiva la economía local contribuyendo a mejorar el tejido económico y social.

4. Consumir productos de temporada
La compra de productos de temporadas, además de favorecer a la economía local, ayuda a reducir las emisiones de gases de efecto invernadero y favorece la sostenibilidad de la tierra. Estos productos se aprovechan en su punto óptimo de maduración, por lo que están en el mejor momento de calidad y precio.
Si bien la alimentación humana es una de las principales actividades con mayor impacto global, destacamos que hay una noticia positiva: El mercado mundial de los productos sostenibles no deja de crecer. Pequeñas acciones y hábitos pueden marcar la diferencia. Nuestra alimentación impacta negativamente en el planeta. Te invitamos a cambiarlo.