Clara Gonzalez Bonorino / 2 minutos / Mundo

Leandro Caamaño decidió emprender y poner en marcha su proyecto con  impacto económico, social y ambiental. En 2018 fundó Juaga, una marca de marroquinería y ropa que se fabrica en la Unidad 26 de L. Olmos.

El mundo de los emprendimientos sustentables sigue creciendo. Cada vez son más los que apuestan a utilizar, lo que otros consideran basura, como su materia prima para producir objetos útiles, con diseño e impacto. El fin principal es poder darle una segunda vida a elementos que se creían completamente perdidos. 

Juaga es un claro ejemplo de que la industria textil puede reducir su impacto negativo medioambiental. Leandro, su fundador, asegura que él quería que su marca tenga una propuesta de valor muy fuerte.  Trabajan para generar un aporte real para la sociedad en general, donde todas las acciones y prácticas sean realizadas de la manera menos perjudicial para el ambiente. Y así fue,  cuatro años después, que Juaga sigue fabricando marroquinería y ropa.

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Juaga  está conformada por Leandro Caamaño (Fundador) y Ana Trelles (co-fundadora). Además, hay un equipo de personas privadas de su libertad que trabajan dentro de la Unidad 26 de L. Olmos confeccionando los productos.  Leandro y Ana son los encargados de capacitar a los demás internos interesados en la costura.Emprender en la cárcel tiene sus complejidades.  Son uno de los sectores con mayor vulnerabilidad del país y el mundo.  Todavía no logramos como sociedad construir un sistema eficiente para que las personas privadas de su libertad, logren rediseñar sus vidas ¡una vez que recuperan la libertad.

En Argentina, la tasa de reincidencia delictiva de personas que durante su condena no estudian ni trabajan es muy alta. En contrapartida, disminuye drásticamente en personas que trabajaron o estudiaron durante su detención. Leando expresó que están  “convencidos que el trabajo, la educación y el acompañamiento son factores claves para lograr una inclusión socio laboral eficiente, y es por este motivo que decidimos trabajar con personas privadas de su libertad”.

Internos de la Unidad 26 que fabrican los productos de Juaga.

Tanto Leandro como Ana coinciden que el hecho de que los productos sean fabricados por personas privadas de su libertad no aporta un valor al producto en sí,  ambos creen que muchas personas aprecian la propuesta de valor que Juaga ofrece como marca. 

Se podría decir que hay un “boom” de marcas que promueven constantemente el consumo responsable. Pero no es solo una moda el hecho de que cada vez sean más las marcas que eligen emprender de manera sustentable.  Detrás de cada producto, hay personas que se preocupan y luchan día a día para que cada vez sean más las personas que elijan consumir responsablemente y aportar su grano de arena al cuidado del planeta.

“Tenemos un gran compromiso con el cuidado del medio ambiente, en todas las decisiones y acciones que realizamos, siempre pensamos y trabajamos cuál es la mejor forma de hacerlo, tratando de mitigar al máximo el perjuicio ambiental” Expresó Ana, co-fundadora de la marca de triple impacto. 

Siguiendo con la idea de que sus productos sean fabricados de la manera más sustentable posible, la práctica principal de Juaga es el Upcycling,  el proceso en el que se reutilizan materiales desechados o considerados basura, se recuperan, se vuelven a poner en valor y se reutilizan para crear productos nuevos y extender su vida útil. De esta manera, se evita la utilización de materias primas vírgenes.

Taller de Juaga ubicado en la Unidad 26 de L.Olmos

Juaga reutiliza banners plásticos, caucho de rodados vehiculares, espuma de polietileno, fundas de notebook, mangueras contra incendio, textiles y muchos elementos más para fabricar carteras, bolsos, bandoleras y billeteras.“Para la confección de indumentaria trabajamos con proveedores que realicen prácticas amigables con el medio ambiente, con certificaciones que lo acrediten, que respeten los derechos laborales de sus trabajadores y que sus textiles sean de alta calidad, ya que es fundamental para lograr una larga durabilidad de las prendas” asegura Leandro. 

El upcycling se considera la práctica más bondadosa o beneficiosa para el ambiente.

Hoy los consumidores cuentan con mucha más información acerca de las prácticas que cada empresa realiza, y cuantos más consumidores conscientes de esto haya, más consumidores responsables van a existir. Las empresas van a tener que realizar más prácticas amigables con el ambiente si pretenden seguir captando consumidores.

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