Francisca Sorrentino / 2 min / Mundo

Según Unicef, la malnutrición recae principalmente en los niños y jóvenes de los estratos más marginados, y es así cómo se perpetúa el ciclo de la pobreza a través de las diferentes generaciones. Se estima que 149 millones de niños menores de cinco años sufren un retraso en el crecimiento debido a la malnutrición.

Cientos de millones de niños y mujeres alrededor del mundo sufren del hambre oculta, es decir, de la falta de vitaminas y minerales que necesita nuestro cuerpo para desarrollarse.
Este tipo de enfermedad impacta mayormente en niños y mujeres embarazadas. En el primer caso, reduce la capacidad de aprendizaje, mientras que en la de las mujeres aumenta el riesgo de muerte durante o poco tiempo después del parto, en caso de que tengan hijos.
Las cifras de personas o niños que sufren malnutrición crecen aún más en los países o barrios vulnerables. Según datos argentinos del Estudio Latinoamericano de Nutrición y Salud, en Argentina, la población con mayor vulnerabilidad social presenta un menor consumo de frutas, vegetales y lácteos, y un mayor consumo de bebidas con azúcar, pan, y productos de bollería, a comparación de los individuos de nivel socioeconómico más privilegiado.
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Además, el menor consumo de frutas y vegetales en las poblaciones de menores recursos no sucede solo en Argentina. Ha sido descrito también por otros autores en países como Alemania, Países Bajos y Reino Unido, entre otros.
Pero, la alimentación sana en barrios vulnerables en Argentina empieza poco a poco a ser posible gracias a la sociedad y su afán por ayudar a quienes más lo necesitan.
Conociendo a Nilus:
Nilus es una organización que desarrolla tecnología para reducir los costos de vida de personas de bajos ingresos a través de la desintermediación, el rescate de productos en riesgo de desperdicio y la organización de grupos de compra comunitaria.
Bajo su lema “La pobreza no debería ser más cara”, luchan para que las personas en Argentina que viven en asentamientos informales tengan acceso a una alimentación saludable. En estos barrios, la comida sana es más cara que afuera, y una dieta nutritiva puede llegar a ser el doble de cara que una dieta basada en alimentos básicos.

Supliéndose directamente de productores de alimentos, como Pablo, y aprovechando los alimentos que producen y corren riesgo de desperdiciarse, Nilus acerca comida a personas como Fabiana, quien, gracias a su vocación y pasión por la cocina, trabaja todos los días para “cambiarle el mundo a los chicos a través de un plato de comida”.