Huellas Media / 1 min / Mundo
¿Cuántas veces a la semana cargas tu celular? ¿Cuántas veces al día abrís la heladera? ¿Cuántas horas al día tenes la luz prendida? ¿Te imaginas tu vida sin acceso a la electricidad?

Iluminación nocturna, cargar los dispositivos electrónicos, mantener la comida refrigerada, entre tantas otras cosas, era algo difícil de imaginar para miles de refugiados sirios que viven en el campo de Azraq.
Desde el 2017, la presencia de la energía renovable en Jordania, iluminó la vida de miles de refugiados sirios que hasta el momento vivían sin electricidad. Se trata de la primera y única planta solar fotovoltaica en un campo de refugiados.
Recibí historias que inspiran
“Antes, cuando cocinábamos una comida teníamos que tirar las sobras porque no había ninguna manera segura de almacenarla. Cuando teníamos mucho calor, teníamos que echar agua en nuestras ropas para mantenernos frescos. Ahora podemos escuchar música o tener un vaso de agua fría y la vida diaria ya no termina cuando se pone el sol”. Le comentó Fátima, una madre soltera de dos hijos que vive en el campamento, a ACNUR.
La planta solar no es solo una herramienta de inclusión y bienestar para los refugiados, sino que fue un hecho histórico de múltiples impactos. ¿Por qué? Porque el ahorro económico se pudo invertir en una asistencia humanitaria más necesaria, además de la disminución en la emisión de CO2. Esto no es todo, ya que fue un impulso para que Jordania apueste por este tipo de energías renovables.

“Hemos conseguido un hito. No es algo simbólico, da un entorno seguro, medios de vida y la posibilidad de estudiar después de que anochezca”. Comentaba Kelly T. Clements, Alta Comisionada adjunta de ACNUR.
La construcción de esta planta, es un claro ejemplo de las posibilidades que existen a través de las nuevas tecnologías y energías renovables.