Francisca Sorrentino / 2 minutos / Activismo

¿Alguna vez te pusiste a pensar cuánto tiempo pasas delante de una pantalla? Televisor, computadora, tablet, teléfono. Si bien no hay estudios certeros sobre esto, se estima que el promedio global de las personas delante de una pantalla es de entre 7 y 9 horas al día.

La tecnología nos acompaña en la mayor parte de nuestro día y es así como surgen nuevas palabras como la nomofobia, que es el miedo irracional a no tener el celular encima o a estar incomunicado, o el phubbing, que consiste en ignorar a una persona por prestar atención al teléfono móvil.

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¿Alguna vez te pusiste a pensar cuánto tiempo pasas delante de una pantalla? Televisor, computadora, tablet, teléfono. Si bien no hay estudios certeros sobre esto, se estima que el promedio global de las personas delante de una pantalla es de entre 7 y 9 horas al día.

Desde el momento en el que necesitamos de nuestro teléfono para comunicarnos, para poder despertarnos,  o incluso trabajar, nos damos cuenta de su importancia en nuestras vidas y la necesidad que genera en muchos de nosotros. Pasamos de ver a  la tecnología como un pasatiempo, a darnos cuenta que a veces se nos hace totalmente imposible limitar su uso en nuestra vida cotidiana.

Debido a nuestra dependencia sobre la tecnología y principalmente el teléfono móvil, es importante encontrar prácticas que nos hagan alejarnos por lo menos unos minutos de ella para poder generar nuevos (viejos) hábitos y más saludables.

Por ejemplo, “el contacto con la luz blanca o blanca azulada que emiten las pantallas del celular o la computadora retrasa el pico de melatonina-hormona que regula el ritmo del sueño previo a dormirse y tardamos mínimo una hora hasta que se vuelve a recuperar”, explicó a Infobae el neurólogo Alejandro Andersson. Al evitar el uso de los dispositivos antes de dormir, y reemplazandolo por otras prácticas como leer un libro, ayudaremos a nuestro cuerpo a conciliar el sueño.

Otro gran ejemplo de nuestra dependencia a la tecnología es la distracción causada por una notificación emergente o una llamada, y nuestra rápida reacción para agarrar el celular y chequearlo. Al desactivar las notificaciones con vibración, sonido o ventanas emergentes disfrutaremos más nuestros tiempos libres solos o acompañados.

Y por último, para aquellos que al apagar la alarma del celular suelen quedarse con el celular unos minutos, es recomendable dejarlo en otra habitación o enchufado lejos de la cama. Al sonar la alarma , surge la necesidad de apagarla, abandonarán la habitación y  seguirán con su rutina para comenzar con sus tareas para ese día.

Al arrancar nuestro día sin chequear las redes sociales, permitiéndonos conectar con nuestros seres queridos, y hábitos/hobbies que dejamos de realizar, es como acceder a una conexión real con nuestras vidas más allá de las pantallas.

Estos últimos, son tips o consejos que pueden servir a la hora de buscar desconectarnos (de lo digital) para conectarnos (con lo real).

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