
Existen muchas formas de vivir, tantas como personas, pero podríamos decir que hay dos decisivas: vivir desde afuera o vivir desde adentro. Desde afuera es más fácil, sólo hay que dejarse llevar por la corriente.
Más ardua y plena, es la vida que se vive desde adentro. Desde lo que uno es y está llamado a descubrir. “Llamado”, esa es la clave y la raíz de la palabra vocación: vocare.
Recibí historias que inspiran
Vivir desde adentro es decidirse a dejar huella en este mundo. Es dejar de caminar sin rumbo, como vagabundos, y entrar en la propia casa. Recorrer los rincones de la historia personal, desempolvar recuerdos, volver al origen y reconocer las señales que allí estaban y no supimos reconocer en su momento. Probablemente porque no era el momento.
Cuando sí es el momento, uno lo sabe. Tal vez no sepa cómo explicarlo, pero lo sabe.
La vocación es un camino en el que se despliegan momentos, unos más silenciosos que otros, unos más claros, otros más oscuros, pero todos igualmente importantes. Lo decisivo es saber leerlos, unirlos y actuar en consecuencia.

Actuar en consecuencia es vivir en coherencia. Coherencia es la respuesta fiel a la propia vocación. Coherencia es la manera de vivir una vida plena y dejar huella. Una huella que inspire a otros caminantes, para que sigan su camino.