Agustín Díaz / 3 Min / Diversidad y Género
La fábrica de pelotas que facilita la reinserción a reclusos en condiciones de semi libertad, ex presidiarios y adolescentes en situación de vulnerabilidad.

¿Qué tan difícil es reinsertarse en la Argentina tras haber ido a la cárcel? ¿Se ejerce sobre los presos un prejuicio infinito que impida una segunda oportunidad? Estamos todos de acuerdo que aquellos que incumplieron la ley deben cumplir su correspondiente pena; pero, para que este sistema de reclusión funcione, la cárcel, como institución del Estado, debe cumplir con sus dos funciones claves: rehabilitación y reinserción.
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Según un estudio del Centro de Estudios Latinoamericanos sobre Inseguridad y Violencia (CELIV) las condiciones de vida en las cárceles argentinas están deterioradas y abunda el hacinamiento, la mala comida, el tráfico de drogas y, sobre todo, reina la violencia. Entonces, volvemos a la primera pregunta, ¿qué tan difícil es reinsertarse en la Argentina? ¿podemos esperar que un preso no vuelva a caerse con la misma piedra, no solo por no haber sido rehabilitado, sino también por haber vivido en un contexto de pura violencia?

La reinserción social se hace difícil y conseguir trabajo se transforma en una tarea compleja. Es desde esta problemática, y necesidad de miles, que nace El Pase. Una cooperativa dedicada a los presos que están por salir; trata de un emprendimiento establecido en Trenque Lauquen, Buenos Aires para dar empleo temporal a jóvenes y adultos que transitan los últimos meses de condena en el penal y, así, facilitar su reinserción laboral. “Si no se los acompaña se los chupa el mismo entorno que los llevó hasta ahí”, explica Martín Herrero, fundador de El Pase.
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¿Cómo funciona? Martín, mediante un amigo en San Nicolás, consiguió una máquina para la fabricación de pelotas y, gracias a una financiación, logró comprar las máquinas y la materia prima. En su búsqueda de mejorar la calidad de las pelotas que había conocido y acompañar a jóvenes en sus últimos meses de condena es como nació este emprendimiento. Una fábrica de pelotas que busca la reinserción, mediante el acompañamiento y el trabajo.
“Ellos van de lunes a viernes, de 8.30 a 17. El trayecto desde la cárcel lo hacen en bicicletas. Ellos salen del penal libres, es un régimen de confianza que no pueden traicionar. Si fallan automáticamente se corta. Es un gran beneficio porque antes de la libertad pueden salir”, expresa Martín.

El Pase no solo les enseña un trabajo sino que les demuestra lo que son capaces de hacer. Pasar de sobrevivir entre la violencia a vivir con un trabajo digno. Un emprendimiento que, no solo busca capacitar a personas para la realización de un trabajo, sino acompañar y formar en valores. “Los sábados, hasta las 13, no se trabaja sino que se realiza una reunión de valores, hablar de lo que pasó en la semana, trabajar con ellos en su parte personal; su sanación interior”, revela Martín.
El emprendimiento fundado por Martín Herrero ya es proveedor de más de 25 clubes de la zona, uno de ellos juega en el Nacional B, lo que demuestra la calidad de su trabajo. Pelotas cosidas con la mejor materia prima. Una fábrica que, no solo se caracteriza por la gran calidad de su producto, sino que transmite un gran mensaje en cada pelota entregada; pelotas fabricadas por jóvenes y adultos de pasado difícil que trabajan por una segunda oportunidad en sus vidas. “No pretendemos tener ayuda del Estado ni de nadie. Queremos dar el mensaje que las cosas se hacen con esfuerzo y esto es para los pibes”, detalla Martín.