Francisco Galeazzi / 2 minutos / Creators

Investigación. Preproducción. Saber de la organización. Conocer la cultura. Trámites. Visa. Pasajes. Todo listo para una nueva historia. Esta vez en Nigeria.

Cada viaje es distinto. Cada experiencia te transforma, te moviliza, te enseña y te invita a ser mejor persona. Lo difícil es ser consciente de lo que uno recolecta en cada una de ellas. Por suerte, me toca tener una cámara para ayudar a retenerlo.

Siempre me surgen miles de preguntas en la previa. ¿Cómo va a ser el viaje? ¿Quiénes serán los protagonistas de esta historia? ¿Podré recopilar todas las escenas necesarias? ¿Cargue todo lo que necesito? Uno trata de imaginarse como va a ser el día a día para poder adelantarse, para estar seguros si tus equipos son los suficientes. Pero la realidad es que, hasta que uno no llega al lugar no sabe que historia va a tener que contar.

Recibí historias que inspiran

Podría ser más fácil. Podríamos decir qué tiene que suceder. Podemos actuar acciones, inventar diálogos. Pero a veces, necesitamos ser parte para poder dar a conocer una realidad. Este fue el caso del documental que realizamos para Misión Nnebukwu. Fui para vivir la organización, para ser parte, y así poder contar lo que hacen. Hay muchas formas de contar una realidad. Esta vez tocó documentar, sin querer interferir con la realidad.

No fue mi primera experiencia en el continente africano y espero que no sea la última. Algo aprendí de las últimas veces que estuve. Pero, nunca va a ser lo mismo. Nunca va a ser parecido. Cada historia es única, cada organización tiene algo que la hace única y eso es lo que buscamos mostrar en cada video.

Hacer un documental, es ser parte. Si uno no se mimetiza con la situación, si uno no es proactivo nunca va a poder llegar a contar lo que realmente sucede. Para hacer un documental, para mostrar lo que sucede, tenemos que lograr que las personas no sepan que una cámara esta ahí. Por eso, si no jugamos al fútbol, colgamos una lámpara, comemos juntos, nos reímos, manejamos los mismos horarios, nunca vamos a poder llegar a mostrar lo que realmente sucede.

Junto a Misión Nnebukwu, pase tres semanas viviendo en un seminario católico para dar a conocer como una congregación ayuda a chicos con discapacidad. Tuve que mostrar como hacen para dar amor a esas personas que ni sus padres quieren ver (se suele atribuir la “discapacidad” al diablo o como símbolo de castigo).

Fue una experiencia increíble. Desde el primer minuto busqué ser uno más de la comunidad. No llegue a sacar la cámara desde el primer instante, sino que lo hice de a poco y en momentos cruciales. Hay que ganar confianza, no estar desesperado por querer una toma, porque probablemente vuelva a suceder o podrás obtener otra.

Nos levantábamos siempre con la luz del sol para ir a misa. Después un lindo desayuno con los párrocos y ahí arrancaban las actividades con los chicos. Íbamos a la escuela en dónde, en esta ocasión, se construyó una sala de estimulación temprana. Pasamos horas jugando, armando, pintando y decorando la sala.

Una vez más. No sacaba la cámara en todo momento. Pinté, dibuje, decoré. Fui parte, para después poder documentar.

Prender la cámara es fácil. Sacar una foto es fácil. Lo difícil es lograr capturar lo que realmente quiero. Hay que saber ser pacientes para lograrlo, no desesperarnos por lo que perdimos sino que estar atentos a lo que se viene. Podría pasar horas diciendo la cantidad de escenas que no filmé, o las fotos que me perdí. Pero también te puedo contar de las miles de experiencias que tuve, de las tomas en las que yo estaba adentro. Puedo contarte que metí un gol en Nnebukwu, o de que jugué al tenis con un chico con síndrome de down. Puedo decirte que abracé y me abrazaron, que baile en una misa y de que converse con personas increíbles.

Lee porque elegimos el storytelling para comunicar

Perdí muchas escenas que podrían levantar el documental. Pero capture miles de otras que lo hacen único. Pude conversar con los protagonistas con una cámara prendida para que me cuenten la realidad de la discapacidad en Nigeria.

En definitiva. Tuve que vivir para poder contar.

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